Antes
de todo quería recordar o enfatizar, mas bien, que el turismo, no es solo
hostelería (alojamiento y restauración), sino un conjunto de elementos y
factores, que hacen que una visita se transforme en unos beneficios económicos,
sociales y ambientales, para la población o comunidad anfitriona, generando así
el esperado desarrollo
sostenible y no solo el
crecimiento económico y atomizado de algunas empresas turísticas.
Habiendo
hecho esta aclaración, será mas fácil comprender que esta actividad productiva
(que debe serlo, si estamos hablando de turismo y no de otro tipo de
actividades), puede otorgar un valor al entorno natural, ya que se beneficia
directa e indirectamente del mismo.
La
Naturaleza produce un servicio
ambiental muy
relevante, para el turismo, ya que unida a otros valores rurales y culturales,
crean una serie de atractivos, capaces de captar las motivaciones de los
viajeros y puede conformar los elementos clave y diferenciadores de un destino.
El
turismo, es un servicio público, por el que un bien público, como es la Naturaleza y el Medio Rural,
es ofrecido y consumido por un importante porcentaje de la sociedad. El
problema es que no se sabe o no se quiere evaluar y se le baja su categoría en
la jerarquización de importancia o tal vez, porque al no haberse planificado,
no acomete su función de uso público y servicio ambiental, para la demanda turística y por
ende para el conjunto de la sociedad.
Ahora
que es verano, en nuestra latitud, como todos los años, los medios de
comunicación, nos informan de los incendios forestales en diferentes zonas
rurales y naturales y sus consecuentes impactos negativos económicos (éstos mas
bien se miden en función de la perdida de propiedades edificadas o
“antro-productivas”, donde la naturaleza, no se cuantifica, apenas. Y si no,
analicen las pocas sentencias condenatorias que ha habido.
Hoy
escucho que el problema radica en la poca o nula rentabilidad de los bosques,
por lo que se abandonan y al regenerarse su sotobosque, se facilita su quema.
Lo cierto es que la mayoría de los incendios son intencionados o por
negligencias y otro porcentaje mínimo, por causas naturales.
Yo
creo mas bien, que la Naturaleza y el medio natural, per se, no se sabe valorar ya que el “Turismo”, debería jugar un
papel mucho mas activo, como herramienta de valoración.
Ahora
bien si como he repetido muchas veces, la ocupación promedio del turismo rural
es del 25 % anual, creo que estos datos no son la mejor variable para
convencer.
Pero
quizás lo que se debería lograr es ver la correlación que puede haber entre el
turismo en general (todas las diferentes tipologías existentes), los servicios
no identificados y no valorados, del entorno natural, para la salud y bienestar
humana, y otra serie de valores, que seguro lograría dar el valor apropiado a
este bien público y curiosamente la mayoría de estos usos públicos coinciden
con un uso orientado a consumir “experiencias” de sus visitantes-usuarios, que
son en su gran mayoría turistas y excursionistas, es decir un porcentaje muy
elevado de la sociedad urbana, de la mayoría de nuestros países.
En
turismo es más importante, lo que los usuarios perciben, que la realidad en sí
misma, es decir que la clave es la estética ambiental. (Imagínense un espacio degradado,
incendiado, etc.)
¿Se
dan cuenta, de esta relación clave?
No
es necesario, por tanto volver a explotaciones forestales, poco ecológicas (más
bien nada ecológicas) para valorizar el entorno natural, sino saber gestionar y
planificar la actividad turística, en estas áreas.
Permítanme,
terminar con una frase irónica muy utilizada, pero en otros ámbitos, “Menos prozac y mas filosofía”.
Un
cordial saludo
Arturo
Crosby
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