Me
gustaría aprovecharme de la experiencia que estoy teniendo ahora, trabajando
como asesor internacional para el Plan de Negocios del Turismo de Naturaleza en
Colombia, para escribir unas pequeñas pero quizás intensas reflexiones sobre
este tema, tan importante.
Y
lo primero que quiero enfatizar o posicionar es al turismo de naturaleza, como
un turismo de LUJO, frase, que deje patente en una de mis presentaciones en la
ciudad de Barranquilla, pudiendo observar claramente la cara atónita de muchos
participantes, todos involucrados en este sector, ya sean públicos como
privados, que por los gestos parecían poco entusiasmados y posiblemente porque
muchos de ellos/as, tienen microempresas que no coinciden con las expectativas
del turismo de lujo.
Pero,
yo no hablo y hablaba de ese turismo de lujo, sino de algo mucho mas importante
y transcendental para todos y es hacer comprender a la demanda turística, a la
oferta y a las administraciones públicas competentes, que hoy en día y en un
futuro próximo, el hecho de poder tener y disfrutar de la “Naturaleza” es y será
un auténtico lujo, para una mayoría de la población. Por tanto estamos hablando
de un turismo de lujo o si prefieren, basado en un lujo, alcanzable para muchos
mas de lo que uno pueda imaginar.
Muchos
países, han antropizado su medio natural, de tal forma, que el paisaje
silvestre, se ha domesticado y apenas quedan parcelas rurales, con su encanto también,
pero habiendo perdido una identidad.
En
muchos países, no existe frontera entre lo rural y lo natural, peor sin embargo
esto se nota a la hora de evaluar las motivaciones y expectativas de la
demanda.
El
lujo, de tener la mayor biodiversidad, es un factor de madurez ecológica, de
alta importancia, pero si no se sabe traducir o transformar en realidades turísticas
consumibles, será imposible que pueda generar desarrollo local y por ende
beneficios a las comunidades y negocios locales.
Es
la ya manida, potencialidad turística de muchos destinos o sitios naturales,
basada en una valoración local y no en función de la demanda, que lo va a
consumir, lo que conduce a errores graves en inversiones públicas y privadas.
Estoy
convencido que la capacidad de gestión turística de un área natural, basado en
la creatividad e innovación y teniendo en cuenta los límites aceptables de
cambio, es la clave del éxito, versus potencialidad, que refleja solo las
ventajas comparativas, pero no competitivas de un sitio.
Sin
embargo, estoy seguro que Colombia, está seriamente apostando por tomárselo en
serio, y no quedarse en la potencialidad, exigiendo ver los escenarios mas
apropiados a corto y medio plazo.
Si
la tendencia de mejora en la seguridad, continua mejorando, como parece, según las
últimas noticias en diferentes medios de comunicación, podrá ocupar el nicho de
este mercado, posicionándose como destino de referencia en turismo de naturaleza
en Latinoamérica, y claro a nivel
mundial, también, sin duda alguna.
El
conjunto de biodiversidad, paisajes, visibilidad de fauna y flora, comunidades indígenas,
afrocolombianas y campesinas, patrimonio cultural tangible e intangible, y la
ruralidad mostrada perfectamente por Juan Valdez y Garcia Marquez, suponen el
valor añadido diferencial que otros competidores, no poseen. Pero hay que
saberlo hacer.
Al
igual que me ha ocurrido a mí, les invito a que descubran la naturaleza de
Colombia. Quizás el riesgo sea, que se quieran quedar, como dicen ellas…
Un
cordial saludo
Arturo
Crosby
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