Si bien no parece nada nuevo, esta aseveración, lo cierto es que vuelve a la palestra esta temática, que se había abandonado, sustituyéndola, por la especialización y casi unicidad de los productos a crear, pensando en que favorecía al posicionamiento en el mercado turístico.
Últimamente, se escuchaba y muchas veces se mal interpretaba, que para ser competitivo, es necesario diferenciarse claramente, lo que implicaba, especializarse turísticamente y apostar, por tanto, por la elección de un producto, suficientemente capaz de atraer la demanda objetivo.
Pues es evidente que dicha interpretación es y era errónea, porque se confunden los conceptos claves de diferenciación, especialización y posicionamiento y aun peor, no se conoce el comportamiento del mercado, ni de la demanda actual. Hecho, que por otra parte suele ocurrir a menudo. Cada turista es un mercado en sí mismo, especialmente en los mercados maduros.
La potencialidad de un sitio y oferta turística, es siempre limitada y su especialización, obviamente ayuda a posicionarse, pero al mismo tiempo, si se abandona la conceptualización de la segmentación del mercado, se puede caer en el peor error, de encontrar un nicho del mismo, pero con un volumen muy reducido, haciendo dudosa la rentabilidad económica, salvo que se sea capaz de conseguir una demanda muy fiel y cautiva, capaz de sostenerla y al mismo tiempo ser lo suficientemente competitiva. Tema, cada vez mas difícil.
Cuando se escucha sobre los multi-productos, multi-destinos, etc…si bien, ofrecido así no se comprende bien el éxito en el mercado, quizás pueda existir un error en la apreciación, porque poca gente, es capaz de consumir diferentes productos si estos son variados. Si funcionaria, si se diseña a modo de cluster, es decir, con elementos comunes y compatibles entre sí, cuyas referencias, sean asumibles por el patrón medio, de los turistas a los que se dirige, que para mí, sería el apellido, que falta a esta especialización.
Pero seguir pensando, como antes, que por ejemplo un denominado eco-turista o turista rural, motivado por un Parque Nacional, solo estaba dispuesto a consumir productos relacionados con la naturaleza de ese parque (como observación de aves….), que se conformaría con un alojamiento y restauración básica, etc…es un desacierto completo. Seguro que hay un segmento o mas bien un supersegmento, que responde a esa motivación y expectativas, pero será muy reducido y pocas empresas serian capaces de viabilizar su negocio, en base a esto.
En turismo rural, siempre se ha ofrecido el producto “rutas a caballo” , porque era algo muy demandado. Lo mismo que ocurría con el mal entendido agroturismo, confundiendo en ambas situaciones, la percepción de la realidad, creada o fabricada por el turista y lo que realmente se tenía o se ofrecía.
Ese gap, entre ambos, provoca una gran insatisfacción, poco identificada, por el falso paternalismo urbano (el pudor de la reclamación positiva de muchos clientes), ya que la fotografía del caballo, vacas, gallinas, cerdos, etc…y la percepción del contacto, provocado por las actividades, es muy diferente.
Por tanto, hay que tener en cuenta, que en muchas ocasiones, es importante y necesario, crear diferentes productos, atrevidos, innovadores e incluso aparentemente obsoletos, aun sabiendo que no serán consumidos, pero que sirven de apoyo a aquellos que si lo serán. Y por otra parte, tengan en cuenta, que es aun mas importante saber bien, cuales son las experiencias que quieren hacer percibir a sus visitantes, porque serán las que se lleven y les recuerden (pero de esto si quieren hablaremos mas).
Un cordial saludo
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